-¿En que piensas Lina?- pregunto Javier, al observar que su compañera habia dejado de fregar los pisos y mirava espectante por la ventana.
-En que desearia volver a ser niña y seguir enclaustrada en el patio aquel, donde solo tenia que jugar y jugar-
Apenas habían pasado unos meses desde que Lina había cumplido los 8 años. Fue suplida por Pepe, un pequeño pelirrojo que ahora se lucia como amo de la matatena en el museo de lo "casi extinto", tras el ventanal; tal y como ella y muchos otros lo hizieron. Aunque ya habían pasado 3 largos meses, no eran suficientes para conseguir que se adaptara a su nueva vida.
-Es normal- explico Javier- cuando estas adentro solo quieres salir, crecer y saber que hay detras de las enormes paredes, pero una vez afuera te das cuenta que no es tan maravilloso y quieres regresar, pero no se puede- dijo esto ultimo casi como un murmullo, puesto había notado la presencia de alguien mas en la habitacion.
-Ustedes, dejen de perder el tiempo con sus recuerdos inutiles de "cuando yo era un niño, como extraño, hay me gustaria, si yo pudiera" por que no se puede; amenos que...-
- Que?- pregunto expectante Lina
- Que llegaran al final del arcoiris, una vieja leyenda dice que si llegas al final encontraras una holla con monedas de oro y si tomas y la entierras se te aparecera un duende que cumplira tu deseo a cambio de que le devuelvas la moneda-
- De verdad?- Pregunto Javier
-Eso dicen; ahora a limpiar que para eso sirven- gritoneo mademoiselle Dora, al tiempo que pateaba la pequeña cubeta de Lina ensusiando nuevamente lo que ya habia fregado la niña.
-Ay! cuanto lo siento queridita, tendras que limpiar de nuevo- Y con una estruendosa carcajada abandono la habitación.
-Lina no te preocupes, yo te ayudare; no llores -
-Sabes- dijo la pequeña, limpiandose las lagrimas- Me gustaria que tras una copiosa tormenta, pudiese levantarme en un lugar diferente. Donde la gente recordara decir "buenos dias, tardes o noches" (segun la hora), los autos te ceideran el paso y no escucharas en chirreante y descortes sonido de las palabras altisonantes. Me gustaria vivir en un mundo donde la gente no hiciese cosas por que son socialmente aceptables o evitara hacer las que no son concideradas así; donde la gente no tubiese miedo de salir de madrugada a caminar por las aceras observando las estrellas, donde los caminos sean iluminados por el claro de luna. Quiero despertar en un mundo de respeto a todos los seres vivos...El arcoiris, mira- dijo señalando hacía la ventana. A lo lejos entre las grises nuves del cielo, se alcansaba a distinguir un palido arco de colores opacos.
-No podemos irnos, nos reprenderan-
-Si conseguimos esa moneda, ya no lo haran. Por favor, no puedo hacerlo yo sola, acompañame. No conosco nada fuera de esta casona-
-Yo tampoco- dijo el niño.
Y con temor emprendieron el camino a traves de la ciudad.